El expresidente boliviano Evo Morales (2006-2019), una figura central en la política del país durante las últimas dos décadas, ha emergido como uno de los principales críticos del proceso electoral que convocará a 7.937.138 de personas a las urnas para elegir al próximo presidente del país el 17 de agosto en las elecciones generales.
El Tribunal Supremo Electoral (TSE) de Bolivia habilitó para estos comicios a diez binomios presidenciales para los comicios, pero dejó fuera a Morales, quien intentó postularse por el partido Pan-Bol, una agrupación cuya personería jurídica fue anulada previamente por el órgano electoral.
La exclusión ha sido interpretada por el exmandatario como parte de un complot político y jurídico para evitar su regreso al poder.
Desde su cuenta en la red social X, Morales expresó: “El voto nulo es una opción, democrática y legítima. Es la voz de un pueblo que rechaza una papeleta diseñada para favorecer a la derecha y al gobierno, con jueces y autoridades sometidas, que han traicionado la voluntad popular”. Con esas palabras, el exlíder del Movimiento al Socialismo (MAS) convocó a sus seguidores a rechazar el proceso electoral en curso.
El llamado de Morales ha sido respaldado por sus bases, que ya instalaron casas de campaña en ciudades clave como Santa Cruz y El Alto para promover el voto nulo, y se prevé que al menos 30 centros similares sean inaugurados en los próximos días, de cara a los comicios.
Desde el oficialismo, las reacciones no se hicieron esperar. El presidente Luis Arce calificó la promoción del voto nulo como un acto “egocéntrico” que solo beneficia a la oposición de derecha. También advirtió que esta campaña podría debilitar al bloque popular y entregar el poder a sectores conservadores. En la misma línea, Andrónico Rodríguez declaró: “Votar nulo o blanco es votar por la derecha”.
Bolivia, en medio de la fractura política
Para los seguidores del exmandatario, la exclusión de Morales es una proscripción política, y aseguran que ninguna de las candidaturas habilitadas representa a los sectores populares.
El escenario se complica aún más con la fractura del oficialismo. Por primera vez en años, el Movimiento al Socialismo (MAS) llegará dividido a una elección. Mientras que el exministro de Gobierno Eduardo del Castillo se presenta como candidato del ala oficialista del MAS, el presidente del Senado, Andrónico Rodríguez, buscará la presidencia con la alianza Alianza Popular. Morales, por su parte, desde fuera de la contienda, respalda la anulación del voto como señal de protesta.
La Constitución boliviana prohíbe la reelección presidencial más allá de un segundo mandato consecutivo, y Morales ya gobernó entre 2006 y 2019. Pese a este impedimento legal, el exmandatario intentó una nueva candidatura por una vía alterna, la cual también fue bloqueada por la autoridad electoral. Su discurso se centra ahora en denunciar lo que califica como una “dictadura política” y una “tiranía jurídica”.
Para Evo Morales, en Bolivia “No hay democracia”
En una entrevista reciente con Punto Global-Nox News, Morales acusó al gobierno de Luis Arce de criminalizar a los movimientos sociales y destruir la democracia. “No hay democracia. Los movimientos sociales están totalmente criminalizados”, declaró.
Asimismo, culpó al Ejecutivo de haber provocado un déficit fiscal mayor al que él recibió en 2006 y propuso enfrentarlo mediante una reestructuración estatal, eliminación gradual de subsidios con acompañamiento social, y austeridad gubernamental.
Morales anticipó un futuro sombrío tras los comicios si no se atiende la crisis política y económica: “No creo que el pueblo aguante. Va a ser lo mismo que antes, cuando los presidentes no duraban todo el mandato”.
También recordó sus 14 años en el poder como símbolo de estabilidad democrática y transformación social.
El llamado al voto nulo por parte de Morales no solo es una reacción ante su inhabilitación, sino también una estrategia política para reposicionarse como líder opositor frente a un oficialismo dividido y una derecha en ascenso.
Con las elecciones a la vuelta de la esquina, su influencia aún tiene peso y su capacidad de movilización podría ser determinante en un proceso cargado de tensiones.