Florencia Moreno y Micaela Aramburu, las dos villamercedinas de 26 años que estuvieron varadas en Portugal por la pandemia de coronavirus, llegaron esta semana a San Luis y están cumpliendo la cuarentena obligatoria en la residencia de la Universidad de La Punta.
Las dos jóvenes estudiantes estuvieron mas de dos meses a la espera de volver al país, cuando se decretó el cierre de las fronteras de Argentina por la pandemia de COVID-19. Durante ese tiempo, un sanluiseño que vive en Lisboa, les brindó alojamiento en su casa y así evitaron quedar en la calle, en medio de la emergencia sanitaria mundial.
Flor y Mica tocaron suelo argentino este martes, cuando aterrizó el avión de Aerolíneas Argentinas que realizó el vuelo de repatriación Madrid – Ezeiza, que trajo cerca de 200 argentinos.
“En Madrid tuvimos que hacer el check in 4 horas antes porque un médico junto con otros ayudantes, nos tomaban la temperatura y la registraban en el formulario de migraciones que teníamos que entregar en el avión con todos nuestros datos”, contó Florencia Moreno a Nox.com.ar.
“Fue bastante larga -la espera para subir al avión- porque eramos mas de 200 argentinos haciendo el check in y todos estábamos distanciados el uno del otro, mínimo 1 metro”, explicó Flor.
El vuelo demoró un poco mas de 12 horas y al llegar al Aeropuerto Internacional de Ezeiza, en la provincia de Buenos Aires, bajaron del avión casi todos los pasajeros, excepto los que residen en Capital Federal, que fueron trasladados a hoteles para cumplir la cuarentena obligatoria.
Personal sanitario y de seguridad del aeropuerto les tomaron la temperatura, y desinfectaron a todos los pasajeros y sus pertenencias.
El largo regreso a San Luis
El regreso a San Luis fue “muy largo”, comentaron las chicas, que llegaron a la Argentina a las 2 de la mañana del martes y a San Luis arribaron a las 23 de ese mismo día.
En Ezeiza, todos los repatriados del mismo vuelo de Flor y Mica, junto a otras personas que habían llegado antes, fueron agrupados según sus provincias y ciudades de residencia, para luego ser trasladados en buses dispuestos por Nación.
Al llegar a San Luis, las jóvenes esperaron cerca de 4 horas en el paso fronterizo de la ciudad de Justo Daract, donde allí se les hizo el registro y se dispuso que el lugar donde deben cumplir la cuarentena obligatoria es la residencia de la Universidad de La Punta (ULP).
Sobre la cuarentena que están cumpliendo las chicas, destacaron el buen recibimiento y la atención que están teniendo desde su llegada a la ULP. “Todo el tiempo nos preguntan si necesitamos algo, nos dicen que les avisemos porque ellos están al tanto de nuestras necesidades”.
Además, a todos los sanluiseños que están cumpliendo la cuarentena en ese lugar, se le toma la temperatura corporal cada 48 horas, como medida sanitaria para detectar posibles casos de COVID-19.
“Ya no nos separan 10 mil kilómetros”
Las chicas ya están en San Luis, aunque todavía no ven a sus familiares y no pueden regresar a sus hogares, ya se sienten “en casa”.
Y estos días de cuarentena obligatoria que les toca vivir, no solo servirán para descansar del agotador viaje de regreso, sino también para reflexionar sobre lo que vivieron.
“Tuvimos mucha suerte nosotras”, dijo Flor, sobre Santiago, un sanluiseño que reside en la capital de Portugal y que les dio alojamiento en su casa, dónde las chicas estuvieron protegidas del coronavirus.
“Estábamos contenidas, la verdad que sin ellos -Santiago y su familia- no hubiese sido lo mismo estar en otro país, y hacer la cuarentena las dos solas. Uno se siente mas contenido con alguien de su país, alguien que entiende de sus raíces; fue bastante lindo a pesar de la situación”, exclamó.
“En un momento uno se tiene que olvidar de lo que está pasando, porque sino te volvés loco. Si bien vimos mucho estrés ansiedad e incertidumbre, ellos siempre estaban ahí para calmarnos“, concluyó la joven agradecida por la solidaridad de esa familia.