En vísperas del 8° Ni Una Menos, condenaron a Sebastián Villa a una pena de dos años y un mes de prisión condicional por “amenazas y lesiones leves” contra su ex pareja. No irá a la cárcel y Boca finalmente, tres años más tarde, tomó medidas.
¿Qué dijo Boca?
La Comisión Directiva emitió un comunicado en el que afirma que no convocará a Villa a los próximos encuentros. Esto no lo desvincula del club ni rompe el contrato que tiene hasta diciembre de 2024.
Hasta el momento no había una resolución de la justicia sobre Villa y las reiteradas denuncias en su contra no alcanzaron para que la dirigencia apartara al jugador del plantel.
Boca declaró durante este tiempo que buscaban separar lo futbolístico del “otro tema”. Este otro tema tiene nombre y se llama denuncias por violencia de género. Son mujeres que en 2020 y 2022 acusaron a Sebastián Villa de haberlas agredido y abusado sexualmente.
El delantero seguía sumando denuncias mientras también sumaba minutos de juego. Fueron tres años en los que Boca no estuvo a la altura de la situación y no fue el único caso.
La reincidencia de la inoperancia
Dos meses atrás, la jefa de prensa del plantel femenino de fútbol xeneize, Florencia Marco, denunció judicial y públicamente por abuso sexual a Jorge Martínez, ex DT del equipo. Pero no fue hasta que el caso se hizo público que Boca tomó la decisión de apartar a Martínez de su cargo.
Cuando Marco acudió al Departamento de Inclusión e Igualdad del club en febrero del 2023, activaron el protocolo interno: hacer que ella se tome licencia mientras que el acusado siguió trabajando como si nada hubiera pasado.
Estas cuestiones dejan en jaque a Adriana Bravo, directora de dicho Departamento y Vicepresidenta 3ra de Boca. No es extraño que el peso de determinadas decisiones recaiga sobre la única mujer de la Comisión Directiva. Cuando una sale bien, qué grande es Román, y cuando salen mal preguntan para qué está Adriana.
Con escribir un protocolo no alcanza
Las decisiones no pueden depender de la cara del acusado y de qué tan bien juega a la pelota. El mal manejo de Boca con estas situaciones dejó en evidencia que con solo escribir un protocolo no alcanza. Incluso crear un departamento y poner a una mujer en la lista no es suficiente si las directivas vienen de más arriba.
La pasividad no puede ser moneda corriente en los espacios que deben atender estas problemáticas. Los protocolos tienen que ser acompañados de acciones reales y militancia feminista, porque el fútbol no es político solo para las elecciones internas