Franco Ruiz (40), fue brutalmente golpeado por una patota de jóvenes que le desfiguraron el rostro, cuando salió a una fiesta de 15 en la ciudad de Resistencia, Chaco.
El ataque fue el sábado pasado, cuando él y su novio fueron a la fiesta de 15 años de la hija de una amiga de la pareja. El evento festivo se desarrolló en el Centro de Empleados de Comercio, ubicado sobre la calle Mitre al 266 de la capital chaqueña.
La víctima del ataque denunció lo ocurrido mediante su cuenta de Facebook, y rápidamente se viralizó en todo el país. En su posteo, comienza relatando que la fiesta le pareció «sumamente divertida, amena y agradable». Pero luego, se transformó en un calvario.
La noche para Franco fue tomando un color oscuro, al ser el blanco de unos «jovencitos» -como el los describe- que «comenzaron a beber mucho, insultar y a llamar a la violencia siendo agresivos y sumamente mal educados», explicó.
«En las dos o tres ocasiones que tuve que usar el baño -del salón- ellos ingresaron pateando las puertas y molestándome diciéndome si yo era puto y demás declaraciones de homofóbia«, dijo Ruiz, cuando empezó a relatar los momentos de violencia que sufrió.
La agresión física fue al finalizar la fiesta, según lo relatado. «En el momento de retirarnos del evento ya pasada las 5:00 , cuando salimos a la vereda fui rápida y fugazmente abordado por uno de ellos, que al paso me arranco del cuello el rosario que mi madre me había dado y el cual me había recomendado reiteradamente que lo cuide mucho».
«Al sentir como de un tirón me arrancó del cuello el rosario por inercia corrí detrás de el«, contó Franco, y agregó que «una o dos cuadras después sentí golpes muy fuertes de piedras y grandes fracciones de baldosas sementadas sobre mi cabeza y espalda«.
Tras el ataque, el hombre de 40 años terminó «casi inconsciente tirado en la verdad de la esquina de la casa de gobierno del Chaco«.
Según testigos que presenciaron lo ocurrido, los agresores homofóbicos fueron alrededor de 15 jóvenes que se dieron a la fuga tras la golpiza.
«Cuando pudieron levantarme, estaba totalmente desfigurado y aturdido. No podía abrir los ojos ni moverme. Estoy lleno de hematomas y, de tantas patadas, dañaron mis riñones”, dijo Ruiz, que un día más tarde logró radicar la denuncia en la Comisaría Segunda de Resistencia.
Gracias a Dios yo pude sobrevivir a esta nefasta y brutal experiencia de violencia, pero es sabido que nadie esta exento de ser asesinado por los hijos del odio”, sentenció.