‘Esto no es ayuda. Es una masacre orquestada’, se titula el informe de Médicos Sin Fronteras (MSF) hecho con base en los testimonios y documentación clínica de más de mil palestinos hambrientos heridos a bala en los lugares de distribución de alimentos de la Fundación Humanitaria de Gaza, la polémica institución privada apoyada por Israel y EE. UU.
En entrevista con Radio Francia Internacional (RFI), José Mas, responsable en MSF de la Unidad de Emergencias en Gaza, explica por qué “en esos lugares la ayuda humanitaria no es cierta, no es digna y no es segura”.
RFI: Médicos Sin fronteras califica a estos centros de distribución de ayuda apoyados por Israel y Estados Unidos de ‘trampas mortales’. ¿Por qué?
José Mas: “Nosotros no estamos presentes en los puntos de distribución de la Fundación Humanitaria de Gaza, como se hace llamar. Pero hemos recogido datos e informaciones a través de los testimonios de los 1.380 pacientes que llegaron entre el 7 de junio y el 24 de julio y también los datos médicos y en la observación directa de nuestros médicos y enfermeros en las dos clínicas o centros de salud que apoyamos tanto en Almawasi como en Al Atar.
Lo que nuestros equipos han recogido de los testimonios y han podido ver muestra que hay una violencia inusitada en estos puntos de distribución que no hemos visto en ningún otro país del mundo en los 54 años que llevamos operando como Médicos sin Fronteras cuando se trata de civiles desarmados que van a buscar comida o ayuda humanitaria.
Los análisis médicos han mostrado que esa violencia, en ocasiones, es intencional. En el 11% de los heridos de bala que recibimos en el centro de salud de Almawasi, las heridas de bala se produjeron en torno a la cabeza y al cuello. 19% en el tórax, que incluye espalda, pecho, cintura.
En el centro de salud de Al Atar vimos una prevalencia de heridas de bala en las extremidades inferiores. Esto muestra que hay patrones en los diferentes sitios de distribución. Y lo que no podemos dejar de ver es que hay una precisión anatómica tal que difícilmente hace pensar en que sea al azar, en que sean disparos al aire. Tal precisión anatómica nos hace pensar que es más bien intencional”.
RFI: ¿Qué relatan los heridos que llegan a sus clínicas? ¿Quiénes les disparan y por qué razón?
José Mas: “La mayoría de pacientes o sus cuidadores, porque en ocasiones venían acompañados, es que les disparaban las tropas israelíes. Estos puntos de distribución se encuentran en zonas militarizadas bajo control de las tropas israelíes, lo que hace muy improbable que hubiese otros grupos armados en la zona, sin que estos fueran neutralizados por las tropas israelíes.
Por esa razón, por los patrones que hemos visto en cuanto a las extremidades inferiores o en la zona alta del cuerpo, y también por otro tipo de heridas que estamos viendo, como, por ejemplo, el uso de gas pimienta a muy poca distancia de los individuos palestinos que iban buscando comida, pensamos que las medidas de control de multitudes no son apropiadas y que esconden cierta trampa mortal donde civiles desarmados son disparados cuando van a buscar ayuda”.
RFI: Es decir, que allí puede haber heridos civiles de todas las edades.
José Mas: “Efectivamente, dentro de los 1.380 pacientes que hemos visto en ese periodo, contamos con 71 niños heridos de bala. Entre ellos tenemos cinco niñas. Y hay un caso emblemático de un niño de 12 años que fue solo al punto de distribución para intentar conseguir algo de comida para su familia.
Esto es perturbador porque vemos cómo las familias tienen que desarrollar mecanismos de supervivencia enviando a los componentes de la familia que todavía están vivos y que son los más aptos para luchar en esa jungla que se arma en estos puntos de distribución.
La desesperación hace mella, evidentemente, y hay pacientes que relatan haber tenido que recorrer distancias de muchos kilómetros armados con cuchillos o con otras armas blancas, para acceder o poder defender lo poco que han conseguido arramblar en esos puntos de distribución. Vemos también estampidas. El pánico provoca que haya asfixia en las multitudes. Son lugares donde la ayuda humanitaria no es cierta, no es digna y no es segura”.
RFI: ¿Qué pide Médicos Sin Fronteras, una de las pocas ONG que quedan en Gaza y ha sido receptáculo de las víctimas de estas violencias?
José Mas: “Hemos sido el receptáculo, efectivamente, junto con otras organizaciones organizaciones compañeras como el Comité Internacional de la Cruz Roja, que tiene un hospital de campaña también en la zona de Almawuasi, o el Ministerio de Salud, que también ha recibido heridos en sus hospitales. Desde Médicos Sin Fronteras pedimos que esto pare ya. Los puntos de distribución de la Fundación Humanitaria de Gaza tienen que ser cerrados y desmantelados inmediatamente.
Los estados que los apoyan, como Estados Unidos, deberían detener todo respaldo diplomático y financiero a esta entidad, dado que además hay serias alegaciones respecto a los llamados american contractors o contratistas que pueden haber cometido crímenes de guerra.
Pedimos que todos los Estados, todos los gobiernos, utilicen todos los medios diplomáticos y políticos para presionar a Israel para que se permita la entrada de ayuda humanitaria sin ningún tipo de bloqueo ni restricción, cosa que no está ocurriendo hoy en día.
Solo con ayuda humanitaria en cantidad suficiente que llegue a todas partes en la Franja de Gaza, lograremos que incluso los más vulnerables – ancianos, niños, familias en las que la uncia sobreviviente es la mujer y se tiene que encargar de todos los demás familiares y de todos los enfermos- se consiga descender la presión para que la gente no tenga que jugarse la vida cuando va a buscar un poco de comida a los puntos de distribución”.
MSF también pide el restablecimiento del mecanismo de ayuda coordinado por la ONU.
Por Angélica Pérez. Artículo original publicado en RFI.