“Nadie se suicida en una comisaria”, “los cuerpos hablan no flotan río arriba” grita Sara Hebe en aquella canción que mutó a consigna propia de los reclamos por los últimos asesinatos ocurridos en San Luis durante el aislamiento obligatorio. A 7 meses del femicidio de Florencia Magalí Morales en una celda de Santa Rosa del Conlara, recordamos el pedido de justicia.
Existen lugares comunes en el periodismo policial que denotan una “buena” o “mala” victima conforme a su entorno, vida ocupacional y lazos afectivos. Si somos consecuentes con viejas cláusulas de redacción, sabemos que en Santa Rosa a Florencia la llamaban “Magalí”, que tenía 39 años, era madre y también había estado en pareja con Gonzalo Flores (36) quién posteriormente le costó una vida de violencia y un pedido de perimetral.
Oriunda de Mendoza, Florencia había nacido en la localidad de Las Heras, donde vivió hasta trasladarse con sus hijos a Santa Rosa del Conlara en 2017, un pueblo ubicado en la provincia de San Luis y a 50 kilómetros de la Villa de Merlo. Allí, trabajaba en el hotel de la localidad mientras era jefa de hogar para su familia.
Quienes conocemos Santa Rosa, sabemos que no se trata de un gran pueblo, sino de una vida casi comunitaria que se resume en algunas manzanas, heladerías tradicionales, un eventual boliche bailable, algunas cervecerías e innumerables anfibios que figuran de noche. La atención se centra en su río, una masa extensa y amarronada que te cubre hasta los hombros, mientras tus pies dudosos se entierran en la arena del fondo. Hay un solo hotel en Santa Rosa, el resto son cabañas de alojamiento.
Foucault establece que algunas disposiciones arquitectónicas hacen al ejercicio del poder; es decir que la disposición de calles, ríos y edificaciones institucionales son funcionales a la administración de la vida. Quienes conocen Santa Rosa saben que no miento: al menos 8 de cada 10 personas andan activamente en bicicleta, sin impedimentos etarios. Nuevamente aquí reaparece: la imagen de un pueblo donde delitos de ningún tipo – y menos femicidios- parecen tener lugar, hasta que llega una pandemia y “empodera” a las fuerzas de seguridad sin consecuencias para los asesinos.
Se esbozaron diferentes hipótesis del momento de su desaparición, ocurrida el 5 de abril del 2020. Las primeras declaraciones policiales, establecieron que Florencia Magalí había sido detenida y apresada tras circular con su bicicleta en violación de la cuarentena obligatoria decretada por el Covid-19. Ante la falta de credibilidad, las fuerzas de seguridad sumaron nuevas declaraciones en su contra, como una detención por “resistencia a la autoridad”.
La primera versión, consistía en que Florencia Magalí se había suicidado en una celda de la comisaría N° 25 de Santa Rosa del Conlara, tras ser detenida por infringir la cuarentena. Sin embargo, el informe preliminar de su autopsia constató que la causa de su muerte fue por “asfixia mecánica”, y que su cuerpo presentaba señales propias de la autodefensa. Hematomas, rastros de golpes y faltantes de órganos fueron otros resultados plasmados en estudios posteriores.
En detrimento con los postulados de la policía, 2 testigos que se encontraban en las celdas continuas a Florencia declararon haber escuchado sus gritos y pedidos de auxilio. Con un registro de 255 femicidios ocurridos durante el 2020, y 92 personas asesinadas por las fuerzas de seguridad durante el período de aislamiento, su muerte se enmarca en un sistema patriarcal, ceñido por políticas policiales.
Actualmente, organizaciones feministas de San Luis continúan el pedido de justicia por Florencia con la respectiva imputación de sus implicados y el cambio de carátula de la causa de “averiguación de muerte” a la de femicidio, para ser investigado con perspectiva de género.
“No vamos a dejar de pedir justicia aunque sea mediante videos, marchas, seguiremos resistiendo. ¿Por qué el fiscal y la policía ocultan tantas cosas? ¿Acaso la justicia tiene miedo de que este sea un caso más de femicidio?”, cuestionó Andrea Morales, hermana de Florencia, en un video que realizó junto a su familia.