Agustín tiene 23 años, es sordo y hace tres semanas comenzó a trabajar como docente en el Instituto Multidisciplinar San Ignacio, dónde da clases de Educación Física a estudiantes oyentes de todos los niveles.
El joven comenzó a estudiar el profesorado de Educación Física en el 2019 cuando finalizó sus estudios escolares, y desde entonces supera barrearas todos los días para que su condición no se transforme en límites que le impidan avanzar en su vida, en medio de una sociedad que de inclusión poco está formada.
Agustín está “cómodo y feliz”, porque en su primera experiencia laboral no tiene limitaciones para comunicarse, dado que las y los estudiantes de esa escuela hablan fluido la lengua de señas.
“Me gusta enseñar a cuidar el cuerpo de los niños y jóvenes, también a jugar y divertirse“, comentó el joven profesor a Nox.com.ar, en una entrevista que se realizó mediante un servicio virtual de mensajería.
Esta primera experiencia laboral significa mucho para él, dado que para las personas sordas es muy difícil insertarse en los ámbitos de trabajo, debido a las limitaciones que existen para comunicarse.

“La comunicación con las personas oyentes se hace difícil y nos limita a un montón de cosas“, remarcó Agustín, y agregó: “cuando buscás trabajo y decís que sos sordo, no quieren tomarte en ningún puesto“.
Es por eso que el joven , aseguró que para erradicar estos problemas es necesario que la “lengua de señas sea ley”, ya que “es lo único que nos permitiría que todos tengamos los mismos derechos en esta sociedad“.
El Instituto San Ignacio, reconocido en San Luis por su compromiso social, enseña a sus estudiantes de todos los niveles la lengua de señas, lo que ayudó a que Agustín pueda insertarse en ese ámbito.
“Que enseñen lengua de señas y que yo pueda comunicarme con mis alumnos es el modelo que tienen que seguir otras escuelas, para que todos tengamos más oportunidades laborales”, remarcó.
Por su parte, Clara López, cofundadora de la Fundación San Ignacio que tiene a su cargo la escuela homónima, en dialogo con este medio, sostuvo que están “muy contentos” de tener a Agustín dentro del equipo docente, y anticipó que para el año que viene están diagramando distintos proyectos educativos y deportivos que el joven podría liderar.
“Para nosotros, la incorporación de Agus en el equipo fue un gran desafío“, reconoció López, y destacó la posibilidad de que la Fundación le de un espacio de trabajo al joven, en un clima dónde las barreras en la comunicación se superan todos los días.
“Nuestros chicos, desde sala de 4, tienen lengua de señas, así que todos pueden hablar con él de forma fluida. Mientras, los docentes estamos en un proceso de aprendizaje, porque nosotros no tenemos la formación que tienen ellos, así que todos los días buscamos aprender nuevas señas para hablar con Agus”, comentó Clara.

Clara recordó que Agustín llegó a su primera entrevista laboral acompañado de su mamá y su interprete, y con muchos sueños y esperanzas. “Después de la reunión, le dijimos que estaba contratado y no lo podía creer; en ese momento le dimos el uniforme y el barbijo de San Ignacio, y fue muy emotivo para todos”.
“Como Fundación trabajamos en la inclusión de todas las personas, porque es una de nuestras banderas. Es por eso que queremos que este tipo de acciones se repliquen en todos los ámbitos“, subrayó López.
“Las oportunidades laborales tienen que ser para todos, y como actores de la sociedad, debemos luchar por generar estos espacios”, finalizó la cofundadora de San Ignacio.