En Argentina, la universidad pública y gratuita ayuda a transformar la educación superior en una opción accesible. Sin embargo, cubrir los costos de la vida estudiantil, como el alquiler, la comida, el transporte o los materiales académicos, representan un desafío cada vez mayor en medio del elevado costo de vida de Argentina. En algunos casos, estudiar se transforma en un esfuerzo económico que roza lo impagable, incluso dentro del sistema público.
Aunque la inflación se ha desacelerado, con un acumulado interanual del 39,4% hasta junio de 2025 según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec), el costo de vida sigue siendo elevado y los salarios, en la gran mayoría de los casos, no alcanzan. En este contexto, sostener una carrera universitaria puede implicar una inversión mensual similar al valor de la Canasta Básica Total individual.
San Luis se destaca por su variada propuesta educativa, compuesta por instituciones públicas nacionales como la Universidad Nacional de San Luis (UNSL), opciones provinciales como la Universidad de La Punta (ULP) y privadas, como la Universidad Católica de Cuyo. Con boletos estudiantiles gratuitos, becas, comedor universitario y un costo de vida más bajo que en otros centros urbanos del país, la provincia continúa atrayendo a jóvenes de distintas regiones.
Pero, ¿es realmente accesible estudiar en una universidad en San Luis?
Desde otra provincia: alquilar, estudiar y sobrevivir
Juan Carlos Garcia, estudiante de la Licenciatura en Biología Molecular, que llegó a San Luis desde Mendoza cursa sus estudios en la UNSL: alquila un monoambiente por $180.000 más $20.000 de expensas. A estos gastos se suman servicios como luz, internet y celular que suman un total aproximado de $60.000, impuestos municipales por $13.000 y un promedio mensual de $80.000 consumiendo lo básico en supermercado y carnicería.

La carrera que estudia requiere una inversión constante en materiales: impresiones, útiles y traslados, lo que representa alrededor de $15.000 al mes. Pese a los gastos, cuenta con una beca del comedor de la UNSL que cubre 24 comidas mensuales, lo que permite ahorrarle $38.400.
De esta manera, el estudiante tiene un gasto mensual estimado en $406.000 (USD 321). No trabaja y se sostiene gracias al acompañamiento económico de su familia, que tienen un ingreso aproximado mensual de $1.500.000.
Un local en la universidad pública
Otra realidad es la de Matías Gomez, un estudiante de la Licenciatura en Biotecnología nacido en San Luis que también cursa en la UNSL: vive con sus padres, por lo que no afronta gastos de alquiler y la mayoría de sus gastos fijos son cubiertos por su familia.
Sin embargo, entre transporte ($8.000), comedor ($10.000), servicio de celular ($8.000), tratamiento psicológico ($15.000) y herramientas de estudio ($20.000), sus egresos mensuales rondan los $70.000 (USD 55).
No tiene empleo, pero afronta esos gastos con ahorros generados gracias al programa de estampillas escolares, una política provincial de fomento al estudio.
Estudiar en una universidad privada
El tercer caso es el de Abril Lopez, una estudiante puntana que cursa la Licenciatura en Diseño de Comunicación Visual en la Universidad Católica de Cuyo en la ciudad de San Luis.
Solo la cuota mensual por estudiar la carrera cuesta $202.000 (160 dólares). Además, aporta $150.000 a los gastos del hogar, gasta $30.000 en transporte, $20.000 en servicios de telefonía, $30.000 en materiales de estudio y otros $23.000 en plataformas digitales como Adobe y Google One, necesarias para su carrera.
De esta manera, la estudiante tiene un gasto mensual estimado en $485.000 (USD 384). Trabaja medio tiempo y comparte los costos de la carrera con sus padres.
Estudiar una profesión, una elección que se paga caro
Las cuotas mensuales en la Universidad Católica de Cuyo en San Luis varían entre $140.000 y $400.000 (USD 110 y USD 315), dependiendo de la carrera. A eso hay que sumarle la matrícula, que es el pago anual de los servicios educativos y administrativos de la institución, que va de $130.000 a $315.000, y los costos por tramitar el título una vez finalizada la carrera, que pueden alcanzar los $300.000.
En paralelo, los alquileres individuales en San Luis rondan entre los $180.000 y $300.000 mensuales. A estos se agregan los gastos básicos de transporte, alimentación, conectividad y materiales, que convierten a la vida estudiantil en un esfuerzo económico importante para el estudiante y sus familias.
Según el Indec, en junio de 2025, una familia tipo (dos adultos y dos menores) necesitó $492.556 mensuales para cubrir únicamente la Canasta Básica Alimentaria y $1.093.474 para no ser considerada pobre. Con gastos personales que oscilan entre los $70.000 y los $485.000, los estudiantes entrevistados demuestran que la educación superior puede representar, por sí sola, un peso equiparable al costo de vida familiar, en medio de la crisis económica que golpea a Argentina.
Mientras los salarios no perciben aumentos significativos y los precios siguen altos, muchos jóvenes se debaten entre trabajar para poder estudiar, con el riesgo que implica sostener una responsabilidad laboral y educativa al mismo tiempo, o depender económicamente de sus familias para sostener su formación, ajustando el bolsillo de sus hogares.