La agricultura a gran escala es un proyecto que entusiasma a los lideres del agronegocio pero que preocupa a las comunidades autóctonas quienes ven que la deforestación no deja de crecer.
En San Javier, la campaña para la elección presidencial del 17 de agosto es seguida con mucha atención. Esta pequeña ciudad de 15.000 habitantes es la cuenca lechera más importante del departamento de Santa Cruz y los ganaderos locales tienen esperanza de ver su sector apoyado por el próximo presidente, como cuenta María Gloria Paz Tambare, presidenta de la asociación de ganaderos de San Javier : “Ojala, y dios quiera, que haya un cambio y que el nuevo gobierno que venga mire que la producción y el adelanto y el progreso están en el campo.”
A pesar de las leyes ambientales muy permisivas y de los préstamos a tasas bajas, el agronegocio tiene la sensación de haber sido tratado muy mal por los gobiernos de izquierdas de los últimos 20 años. Para la ganadera, es urgente que un presidente aún más favorable a este sector llegue al poder. “Nosotros la tenemos muy clara la figura de que si no hay exportación, si no hay liberación de aranceles, si no hay apoyo, con seguridad que este país se va a ir al bombón”
Es también el punto de vista de Mauricio Tambare, un ganadero encontrado en su estancia, a unos kilómetros de San Javier. Para el, los candidatos tienen que inspirarse de otros presidentes de derecha del continente : “Nos gusta lo que hace Milei, nos gusta lo que ha hecho Bukele y nosotros aspiramos a que, no digo que sea lo mismo pero que sea muy parecido a lo que hace Milei”
Pero dentro la Central indígena Païkoneka, que agrupa alrededor de 60 comunidades autóctonas en San Javier, hay preocupación por estas propuestas, ya que no son cuestionadas por los candidatos de izquierdas, indica Brian Baca Talamas, “le hemos analizado todas las propuestas de todos los candidatos y en ni una favorece de ninguna forma a los pueblos indígenas o al medio ambiente”.
De hecho, reforzar el peso del agronegocio en la economía boliviana significa ampliar la frontera agrícola, lo que favorecerá la deforestación y los incendios. Para oponerse a eso, la Central indígena païkoneka ya está pensando en movilizaciones para después de la elección contó a RFI Maria Suarez Macoño, una de los dirigentes de la organización: “Estamos unidos, todos los pueblos de las tierras bajas, que cuando pase este 17 de agosto y quien salga presidente, hacer una marcha para decir que se respeten nuestro territorio y que se respeten nuestros derechos.”
En 2024, Bolivia fue el segundo país con más pérdidas de bosque primario a nivel mundial, después de Brasil, y por el momento, parece que ningún candidato está dispuesto a cambiar este rumbo.
Por Nils Sabin, corresponsal en Bolivia. Artículo original publicado en RFI.