Cada año, dos mil millones de toneladas de arena y polvo entran a la atmósfera, el equivalente de 307 pirámides de Keops de la necrópolis de Giza.
El 80% del volumen total proviene de los desiertos de Africa del Norte y de Medio Oriente pero puede viajar cientos incluso miles de kilómetros.
Y si bien, las tormentas de arena y polvo son un fenómeno natural, la mala gestión de la tierra y del agua, así como las sequías y la degradación del medio ambiente contribuyen a este problema.
La Organización Meteorológica Mundial (WMO) acaba de publicar un boletín sobre este fenómeno. Sara Bassart es oficial científico de esta organización basada en Ginebra, Suiza
La organización, basada en Ginebra, Suiza lleva a cabo monitoreos regulares para alertar a la población. Las regiones más expuestas al transporte lejano de polvo suspendido son el norte del Atlántico tropical (entre Africa Occidental y el Caribe), América del Sur, el mar mediterraneo, el mar de Omán, el Golfo de Bengala y el centroeste de China.
Por Ivonne Sánchez. Artículo original publicado en RFI.