La apertura de las importaciones de teléfonos celulares dispuesta por el gobierno de Javier Milei ha comenzado a modificar algunas dinámicas de consumo, en un contexto económico donde Argentina es considerada, según un estudio reciente del Centro RA de la Facultad de Ciencias de Económicas Universidad de Buenos Aires (UBA), como el país más caro de la región en relación al costo de vida.
El Decreto Nº 333/25, publicado en marzo de 2025, establece una reducción progresiva de los aranceles para la importación de celulares, que pasarán del 16% al 8% este año y se eliminarán por completo en enero de 2026. A su vez, se redujeron los impuestos internos del 19% al 9,5% para celulares, televisores y aires acondicionados importados, y se eliminaron completamente estos impuestos para los productos fabricados en Tierra del Fuego.
La medida fue presentada, por el Gobierno de Milei, como una forma de alinear los precios locales con los internacionales y combatir el contrabando. Según afirmó el vocero presidencial a mediados de mayo, Manuel Adorni, “hoy un celular de alta gama en la Argentina cuesta el doble que en Brasil y los Estados Unidos”.
Nuevas formas de consumo: crédito, financiación y compra digital
Leonel Baglione, dueño de BlackPhone San Luis —un comercio especializado en productos Apple— asegura a Nox News que el cambio ya se percibe en los hábitos de compra: “Se han visto cambios en el tipo de consumo de tecnología, básicamente por la baja de precios impulsada por la reducción de impuestos y por el aumento del crédito a través de la tarjeta”.

Esta tendencia también se ve reflejada en las modalidades de pago. Según Baglione, hay un uso creciente de plataformas digitales como billeteras virtuales y transferencias bancarias.
“Lo cuantioso en cantidad de billetes que significa determinado monto hace que a la gente le sea más dificultoso pagar en efectivo. Gran parte de las operaciones se hacen a través de pagos digitales en varias versiones, aunque todavía hay quienes prefieren el efectivo por los descuentos que se ofrecen”, afirma Baglione.
Otro dato relevante es la creciente preferencia por la financiación, debido a la imposibilidad de contar con altos momentos de dinero al momento de abonar un teléfono celular. “Actualmente, la gente se está volcando fuertemente a la financiación de sus productos”, explica el comerciante. Así, el crédito se consolida como una herramienta clave para el acceso a tecnología en un contexto inflacionario y de alto costo de vida.
Importados vs. nacionales: ¿qué se impone en las vitrinas?
Florencia Meineri, analista económica, explica a Nox News que la apertura comercial tiene un objetivo claro: “Busca potenciar la competitividad en el mercado al tiempo que combate el contrabando y el comercio ‘en negro’. Con esto, el gobierno intenta acercar los precios locales a los valores vigentes en el mercado internacional”.
La realidad actual del consumidor argentino muestra una clara inclinación por los productos importados. “Los teléfonos importados tienen mayor tecnología y capacidad en todo sentido. La gente opta por invertir en lo mejor, especialmente cuando se trata de un dispositivo de uso cotidiano como el celular”, sostiene Baglione.
En BlackPhone San Luis, por ejemplo, se comercializa el ecosistema Apple, donde el iPhone sigue siendo el producto estrella. Si bien su precio sigue siendo elevado en relación a otros teléfonos, la posibilidad de financiarlo y las mejoras tecnológicas continúan posicionándolo como una opción preferida.
No obstante, el 60% de las ventas de iPhones en ese comercio corresponde a productos usados, mientras que el 40% son nuevos, según Baglione. Esto sugiere que, si bien existe interés por la marca y sus beneficios tecnológicos, el consumidor argentino aún recurre al mercado de segunda mano para reducir costos.
¿Puede competir la industria nacional de celulares con la importación?
Pese a la eliminación de impuestos internos para los celulares producidos en Tierra del Fuego, la industria local enfrenta grandes desafíos. Actualmente, esa provincia concentra el 94% del ensamblaje de teléfonos celulares del país. Sin embargo, la capacidad productiva sigue siendo limitada.
“En cuanto a variedad de marcas y modelos, lo fabricado en Argentina está más acotado si se lo compara con lo importado”, explica Meineri. Y agrega: “Existen múltiples razones que explican la falta de capacidad de la industria nacional para competir eficazmente: costos de producción más altos, falta de economías de escala, menor acceso a tecnología y financiamiento, y barreras comerciales internas”.
Los dispositivos ensamblados en el país corresponden a marcas como Samsung (Mirgor), Motorola (Newsan), TCL y ZTE (Radio Victoria), Nokia (Solnik), Realme y Tecno. No obstante, la oferta sigue siendo limitada, sobre todo si se considera que la producción nacional no incluye topes de gama como el iPhone.
¿Cómo abaratar la producción local?
Desde el punto de vista de Meineri, para que la industria argentina pueda competir es necesario encarar un proceso complejo y multidimensional. “Habría que desplegar una serie de medidas que incluyan la promoción de la investigación y desarrollo, la capacitación de la fuerza laboral, el fomento del emprendimiento, la mejora de infraestructuras y la reducción de la carga impositiva, entre otras acciones”, afirma.
La analista también advierte sobre los riesgos de no actuar: “Es menester proteger la economía regional que, sin los debidos recaudos, puede ponerse en jaque afectando a miles de puestos de trabajo, sobre todo en Tierra del Fuego”.
Los precios bajan, pero Argentina sigue siendo cara
Aunque la reducción de impuestos sobre tecnología celular ha empezado a impactar positivamente en los precios y formas de consumo, el contexto general sigue siendo adverso. El informe de la UBA revela que Argentina es el país más caro de la región para vivir en términos relativos.
El estudio muestra que se necesitan más de 14 salarios mínimos para que una familia tipo pueda acceder a bienes y servicios básicos y pagar el alquiler en una ciudad argentina. En comparación, en Brasil o Perú se requieren entre seis y ocho salarios menos. Incluso frente a países de la Unión Europea, como España o Italia, la diferencia sigue siendo notoria.
¿Un cambio estructural en el consumo?
Los datos y testimonios indican que, efectivamente, el consumo de tecnología celular en Argentina está comenzando a experimentar un cambio. El incremento en la disponibilidad de modelos importados, los precios más competitivos y el aumento de facilidades de pago están generando un nuevo comportamiento de compra en los consumidores.
De acuerdo con Meineri, el mercado argentino de smartphones sigue en expansión: “Según Statista, este año el número de usuarios de teléfonos inteligentes en Argentina superará los 40 millones”. Esta tendencia responde, en parte, a la alta penetración de internet, el auge de plataformas digitales y una mayor necesidad de conectividad.
Por su parte, Baglione observa que el consumidor argentino valora cada vez más la tecnología, incluso en un contexto económico adverso: “El celular se convirtió en una herramienta indispensable, por eso la gente busca invertir en lo mejor que pueda permitirse”.