El jugador no tuvo éxito ni una sola vez y ante tanta frustración, llamó a la Policía para investigar si había un fallo técnico, e incluso se quejó de sus fracasos vía Twitter.
A su vez, agentes de seguridad pidieron ayuda a un empleado que trabajaba en la sala de juegos quién demostró que el visitante simplemente no se estaba esforzando lo suficiente para obtener un premio.
Pero después de 300 intentos fallidos, el empleado se rindió y movió los premios para que fuera más fácil atraparlos. Solo entonces logró agarrar un juguete.
El jugador no detalló si le habían reembolsado el dinero gastado en 200 intentos fallidos. Tampoco está claro exactamente qué juguete intentaba sacar con tanto esfuerzo el ciudadano japonés. Sin embargo, se sabe que la Policía decidió no emprender acciones contra los empleados de la sala de juego.
Sega, por su parte, emitió un comunicado de prensa enfatizando que en caso de problemas, los visitantes pueden contactar al personal de las salas de juego.