Los ojos de Chile entero están puestos en la isla Guafo, situada en el archipiélago de Chiloé, al sur de ese país. Esto, luego de que el diario británico, The Guardian, informó sobre su venta, cercana a los 20 millones de dólares.
Un anuncio que publicaron los empresarios chilenos, Paul Fontaine y Rodrigo Danús, en el sitio web de la empresa estadounidense Private Islands Inc. Éste último es sobrino del general Luis Danús, ex ministro de Economía en la dictadura militar de Augusto Pinochet. Al igual que Paul, pretendía explotar carbón para llevar a cabo proyectos termoeléctricos.
El aviso de venta señala que el lugar no está habitado por seres humanos. Tiene una extensión de 202 kilómetros cuadrados y más de 70 kilómetros de costas. Su única construcción humana es un faro, instalado en uno de sus extremos hace más de 100 años, que es propiedad de la Armada de Chile.
Isla privada
A pesar de ser una isla privada y tener la categoría de propiedad vitalicia, según el anuncio de venta, es un territorio que se considera sagrado para el pueblo mapuche.
Diego Ancalao, presidente de la Fundación Instituto de Desarrollo y Liderazgo Indígena, relató a BBC Mundo que una serie de normas contribuyeron a que el territorio cayera en manos privadas y que ahora se encuentre en venta.
«Lo que el Estado hizo fue crear leyes para legalizar la injusticia. Esta venta puede ser legal, pero a la vez es inmoral. Nuestro llamado es muy claro: restituir este patrimonio territorial a las comunidades porque les corresponde por tratados, por derecho y por historia«, explica.
Ancalao señala también que bajo ese modelo político se usurparon «todos los derechos colectivos de los pueblos indígenas», y el Estado chileno tiene que expropiar o comprar la isla para devolverla a los pueblos originarios.
La venta
En tanto, políticos, expertos ambientalistas y representantes indígenas rechazan su venta, porque consideran que su valor es mucho más grande que la cantidad de dinero que se pide por el lugar, por lo tanto, exigen al gobierno de Sebastián Piñera que proteja el área. No solo por ser una tierra ancestral, sino también por ser un tesoro de la biodiversidad.
El diputado de la Democracia Cristiana (centro) Gabriel Ascencio pidió al Ministerio de Medio Ambiente crear un área marina y costera protegida en la zona donde se encuentra la isla.
«Tiene una importancia ecológica extraordinaria por su diversidad de flora y fauna, principalmente de mamíferos y aves acuáticas, que es extraordinaria y que el país necesita cuidar», indicó el congresista a los medios locales.
El senador de izquierda Alejandro Navarro fue más allá y pidió que el territorio insular sea expropiado por el Estado chileno.
«El tema de isla Guafo es preocupante, primero porque Guafo en sí es un patrimonio isleño, más allá de que esté en manos privadas o no, pero también porque el hecho de que tamaña extensión de tierras en un punto estratégico para el Pacífico Sur caiga en manos extranjeras por una subasta en internet lesiona claramente los intereses nacionales», afirmó el parlamentario.
Diversidad de flora y fauna
La isla cuenta con una gran diversidad de flora y fauna. En ella existe una amplia variedad de animales marinos: Ballenas azules, ballenas jorobadas, delfines, orcas, entre otros.
Como indica el medio británico, el territorio también alberga la mayor colonia de pardelas del mundo, una colonia de lobos finos australes, una población de nutrias marinas en peligro de extinción y pingüinos de Magallanes. En relación con la flora, el área posee una especie de árbol de Congonilla que se la considera como rara.
A través de su cuenta oficial de Twitter, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) asegura: «Los espacios costeros marinos de pueblos originarios son creados para resguardar el uso ancestral, a fin de mantener tradiciones y usos de los recursos naturales por parte de las comunidades vinculadas al borde costero».
Para Yacqueline Montecinos, encargada de biodiversidad de WWF, es impresionante la cantidad de especies que habitan en Guafo y sus costas. Considera que el impacto contra esta fauna podría ser enorme si no se protege el lugar.
«Por eso es tan urgente este llamado de las comunidades indígenas que piden que se apruebe una declaración de espacio costero marino de pueblos originarios y nosotros lo apoyamos», concluye la experta a BBC Mundo.
De acuerdo a Radio Biobío, el ministerio de Medio Ambiente de Chile reconoce que la isla es un punto estratégico para la conservación de la biodiversidad.
A pesar de los reclamos, la entidad gubernamental sostiene que, como se trata de una propiedad privada, «la legislación actual no permite que sea declarada parque nacional, monumento natural o reserva nacional”.
Este hecho abre el debate en ese país, entre la propiedad privada y el patrimonio nacional.
Supuesto propietario
Un posible propietario de la isla solicitó, al sistema judicial chileno, una medida precautoria para detener la venta, porque previamente no le consultaron sobre la situación, según informó Radio Biobío.
Vitorio Noli es su identificación. Asegura ser el dueño del terreno, el mismo que en el pasado fue de su abuelo, quien siempre habló de crear un espacio que proteja la flora y fauna del lugar. Un sueño que hoy quiere cumplirlo, ya que propone construir una reserva nacional en la isla.
A esto se suma la venta de otras cinco islas de la zona: Cui Cui (30 hectáreas, cuesta 3 millones de dólares), San Pedro (6 mil has, precio a ofertar), Lacao (16 has, USD 1,6 millones), Imelev (32 has, precio a ofertar) y Tortuga (309 hectáreas, USD 1,2 millones).
Estas áreas, localizadas también en la región de los Lagos, sirven de refugio natural para las diversas especies propias de la zona; de ahí que las comunidades locales piden resguardarlas para las futuras generaciones.
Por Iván Silva