Marlen Barzola tiene 23 años, es de la ciudad de San Luis y desde diciembre del año pasado se encuentra internada en Buenos Aires realizando tratamientos médicos para combatir la enfermedad que padece. Ahora espera un trasplante, pero teme que por la pandemia y la paralización de actividades pierda la posibilidad de curarse.
“Tengo leucemia linfoblastica aguda, que es un cáncer en la sangre“, comenzó contando Marlen a Nox.com.ar. A la joven le diagnosticaron la enfermedad en diciembre del año pasado y, desde ese momento, se encuentra internada en la ciudad de Vicente López, provincia de Buenos Aires, debido a que ese tipo de cáncer no puede tratarse en San Luis.
Marlen, tras los primeros dos meses de tratamientos, regresó a San Luis en febrero para reencontrase con su familia. Luego volvió a Buenos Aires para continuar con las quimioterapias. Desde ese momento, cuando la pandemia de coronavirus comenzó a golpear a la Argentina, la joven puntana no pudo regresar a su provincia natal.
En los primeros meses, la joven fue sometida a “tratamientos de ataques” debido a que tenía “altos niveles de leucemia”. Fue importante en ese momento combatir la enfermedad, para continuar con el proceso médico y llegar hasta donde se encuentra hoy: a la espera de un trasplante.
Después de realizar las primeras terapias, comenzó “con quimios de alto riesgo” -momento del tratamiento en el que se encuentra ahora-, que implica permanecer internada en la clínica durante una semana y recibir “día y noche” la medicación. De esta forma, los médicos intentan que no tenga una recaída.
Que la pandemia no frene el trasplante
Por la complejidad de la enfermedad, Marlen necesita ser trasplantada para poder curarse definitivamente. Pero ese trasplante de médula ósea debe provenir de sus hermanas, que son el vínculo sanguíneo más directo.
Las hermanas, que viven en la capital puntana, deben realizarse un análisis para conocer la compatibilidad; pero este análisis no se realiza en la provincia de San Luis, por lo que viajar a Córdoba o Buenos Aires sería la solución, un viaje que en estos tiempos de pandemia parece imposible.
El trasplante “es mi única cura. Sino para mantenerme y no tener recaídas debo hacer quimioterapias todos los meses“, subrayó Marlen.
Si las hermanas no pueden realizarse estos análisis, el trasplante no podrá realizarse, por lo que la joven deberá comenzar con todo su tratamiento desde cero.
“Me estoy desgastando demasiado, mi cuerpo no reacciona como antes. Si bien (la quimioterapia) me hace bien, me está desgastando demasiado”.
La vida después del tan esperado trasplante
Marlen anhela volver a su vida tal como era antes de la enfermedad. La joven, que se recibió hace poco de profesora de Educación Física, espera regresar a San Luis para ejercer la profesión que estudió durante cuatro años.
Además, junto a su mamá, abrió un local de ropa que abrieron en su casa que ansía volver atender.
“Quiero hacer un montón de cosas cuando vuelva. Tengo un hijo de 6 años y espero verlo pronto. Por la pandemia, la ulima vez que lo ví fue enfebrero”.
“Tenía una vida normal, como todos“, concluyó Marlen.