El paquete llegó a las oficinas de las Termas de Diocleciano desde la ciudad de Atlanta y la mujer lo envió con un texto en el que se lee: «Perdónenme por ser una estadounidense tan tonta, me siento fatal no solo por haber robado este artefacto del lugar que le corresponde, sino también por haber escrito sobre él de esta manera. Estuvo muy mal por mi parte y solo ahora, como adulta, me doy cuenta de lo imprudente y despreciable que fue hacerlo».
La turista no solo pidió perdón por el robo de la pieza histórica, sino también explicó que no pudo borrar la escritura con la que había marcado la piedra: «To Sam, Love Jess, Rome» (Para Sam, te quiere Jess, Roma). «Pasé horas tratando de eliminar la escritura, pero sin éxito«, declaró la mujer.
Según la información publicada en el periódico Il Messaggero y reproducida en el diario La Vanguardia, se trata de un gran fragmento de mármol de hace centenares de años y la mujer que lo devolvía aseguró que había visitado Roma en 2017 y tomó el fragmento para dárselo a su novio.
«Me afectó precisamente porque era una niña y se dio cuenta de que estaba equivocada. Es un gesto espontáneo, pero fruto de una reflexión consciente«, sostuvo Stéphane Verger, director del Museo Nazionale Romano, que también señaló que la carta era «conmovedora».