Se espera que el ministro de Sanidad, Matt Hancock, anuncie este martes a los diputados la medida, que, según la prensa, consiste en la realización de tests en el segundo y octavo día de una cuarentena obligatoria de 10 días.
Esto se sumará a la exigencia actual de que todos los viajeros que se dirijan al Reino Unido presenten una prueba de Covid-19 negativa antes de embarcar.
“Reforzar nuestro régimen de pruebas para incluir a todo el que llegue mientras están aislados proporcionará un nivel adicional de protección, y nos dará más oportunidades para detectar nuevas variantes“, dijo un portavoz del departamento de Salud, sin más precisiones.
Hancock debe detallar también las medidas de aislamiento en hoteles que entran en vigor el 15 de febrero para los residentes británicos que regresen procedentes de una treintena de países considerados de alto riesgo, entre ellos toda Sudáfrica, donde circula una nueva variante que preocupa por su potencial resistencia a la inmunidad.
El Reino Unido, que atraviesa una violenta segunda ola de contagios atribuida a una cepa más contagiosa descubierta en diciembre en el sur de Inglaterra, se encuentra actualmente bajo estricto confinamiento y contabiliza ya 113.000 muertes, el peor balance de un país europeo.
El país ha puesto todas sus esperanzas en una masiva campaña de vacunación: ha administrado casi 12,3 millones de primeras dosis desde el 8 de diciembre.
Y teme la importación de variantes resistentes a las vacunas, especialmente después de que un estudio mostrase que la desarrollada por AstraZeneca/Oxford tiene poca eficacia en adultos jóvenes contra las formas leves de covid-19 provocadas por la cepa sudafricana.
Con AFP.